BUENOS AIRES (NA) — La próxima administración asumirá sin que se haya resuelto el problema de la inflación, pero remarcó que no tendrá problemas de atraso cambiario, según indicó un economista ortodoxo.
Así lo consignó Gustavo Reyes, del instituto IERAL de la Fundación Mediterránea, en un Informe de Coyuntura semanal donde repasó las principales condicionantes económicos que tendrá el próximo Gobierno.
“Las deudas de corto plazo del Banco Central (Leliq) serán un problema a resolver, para desinflar expectativas de devaluación y de elevadas tasas de interés. Pero el stock de estos pasivos se encuentra muy por debajo de los elevados ratios de fin de 2017”, destacó Reyes.
Además señaló que “la economía se encuentra desmonetizada, por lo que el problema del stock de Leliq puede en parte ser resuelto por una recuperación de la demanda de dinero”.
“En el plano fiscal, el próximo Gobierno heredará una situación mucho más ordenada que la de años anteriores, aunque de todos modos habrá necesidad de seguir manteniendo el gasto público bajo control, dada la necesidad de consolidar el resultado primario, para hacer sustentable el recorrido de la deuda pública”, indicó.
Respecto de este último punto, precisó que la próxima administración probablemente asuma con pocos recursos en la “caja” del Tesoro, “pero aun así las necesidades de financiamiento de 2020 son accesibles”.
“No sólo podrían refinanciarse los vencimientos de deuda local, también -de existir las señales adecuadas- podría reabrirse el crédito externo, con bajas significativas del riesgo país y una corrección de las expectativas de devaluación y de altas tasas de interés”, analizó.
Evaluó que “además de las condiciones objetivas de la macroeconomía, hay que tener en cuenta la propia historia del candidato presidencial que termine siendo elegido”.
“Hay diferencias cuando se consideran el grado de empatía con los mercados de crédito, la predisposición a encarar reformas estructurales, el eventual compromiso a renunciar al impuesto inflacionario y el grado de apoyo del Congreso y de los sindicatos”, afirmó.
Mientras que también analizó que “en la medida en que las autoridades económicas puedan desplegar a partir del 10 de diciembre un plan integral, que encamine problemas de corto plazo (Leliq) y, al mismo tiempo, avance en reformas estructurales y en la consolidación fiscal, no es voluntarista esperar una mejora significativa de la performance de la economía argentina para los años por venir”.