BUENOS AIRES (NA) — “Cuando no estemos más, nos van a extrañar”. Lo dijo Sergio Agüero el 10 de octubre de 2016 en una entrevista con el diario Olé. Con el tiempo, lo contradijo Lionel Scaloni con el rendimiento que, de menor a mayor, viene mostrando la Selección argentina.
Sin desmerecer a esa generación de grandes futbolistas que fue subcampeona del mundo en Brasil 2014 y perdió dos finales seguidas de Copa América ante Chile, la victoria 1 a 0 en el amistoso ante Brasil, disputado en Arabia Saudita, marca que las buenas presunciones que se observaron en último torneo importante a nivel continental jugado en tierras “verdeamarelhas” empiezan a convertirse en concreciones.
En el día que Lionel Messi regresó luego de purgar la suspensión de Conmebol y marcó el único gol, el gran acierto de Scaloni es que el tan reclamado recambio generacional comience a dar frutos, ayudado por el crecimiento de partidos amistosos y oficiales con una misma base.
Salvo Nicolás Otamendi y el propio crack del Barcelona, los históricos ya no son convocados o, como el propio Agüero, ocupan un lugar de menor preponderancia ya que Lautaro Martínez le ha ganado el puesto como titular.
No obstante, el entrenador entiende que el “Kun” continúa siendo útil para el grupo y por tal motivo lo sigue convocando, pero marca que él es el conductor y toma decisiones como que, ante Brasil, haya ido al banco y no ingrese ni siquiera un minuto.
Claro que Agüero, la persona de máxima confianza de Messi, es importante a nivel grupal y así quedó expuesto en una foto que subió a su cuenta de Instagram en las últimas horas Rodrigo De Paul, uno de los mejores de la renovación, en la que se los ve a los tres jugando al truco junto con Paulo Dybala, Giovanni Lo Celso y Leandro Paredes.
En cuanto a los futbolístico en sí, Scaloni muestra una idea clara: tratar de aglutinar futbolistas de buen pie en la mitad de la cancha, pero que también se sacrifiquen, y su mayor virtud es haber cortado con la Messi-dependencia.
Ya desde la Copa América, se notó que, a diferencia de los procesos anteriores, el crack del Barcelona no siempre es la primera opción de pase, algo que lo sobrecarga de responsabilidades y lo hace más previsible al equipo.
Estos jugadores nuevos, saben que Messi es el as de espadas, interpretaron mejor que los salientes (Javier Mascherano, Lucas Biglia, Ángel Di María, entre otros) que es preferible no abusar de él y saber cuándo cederle el balón.
Eso se vio traducido en que el propio Lionel no tenga que bajar tanto a buscar el balón y esté más cerca del arco rival, donde más daño puede hacer, además de mostrar un rol de líder a la hora de declarar y mostrarse más combativo en la cancha y no lucir la cabeza gacha cuando las cosas no salen.
Ayudado porque muchos no querían asumir el reto, Scaloni se fue ganando de a poco el reconocimiento de un ambiente que lo miró de reojo por su poca experiencia y soportó las críticas del periodismo y de propios entrenadores.
Salvo la AFA que apostó por él nadie creía que este “experimento” pudiera llegar a buen puerto aunque la gran prueba que tendrá por delante será la Copa América Argentina- Colombia del año entrante.
Con un ambiente tan exitista como el argentino, un mal resultado lo puede complicar aunque también es cierto que, si el rendimiento colectivo sigue siendo bueno, sería un error cortar el ciclo a mitad de camino del gran objetivo que es Qatar 2022.
Un miembro del cuerpo técnico de Pekerman que siempre defendió la llegada de Scaloni cuando era el blanco de los dardos, explicaba algo en ese entonces que hoy empieza a verse replicado en su equipo: “Sin que haya sido un gran futbolista, nosotros nos apoyábamos mucho en él a la hora de planificar los partidos y lo escuchábamos, ya se lo veía de joven con cabeza de buen entrenador”.