BUENOS AIRES (NA/José Calero)– El Gobierno lanzó hoy una ambiciosa propuesta de renegociación de deuda con el fin de despejar el horizonte de vencimientos hasta 2023 y poder concentrarse en recuperar una economía afectada en forma demoledora por la pandemia de coronavirus.
“Queremos salir de esta situación”, dijo el presidente Alberto Fernández, y advirtió que asumir obligaciones con el mundo financiero no puede impactar más en argentinos que “la están pasando mal”.
“Queremos ser serios y no aprovechar el coronavirus para dilatar este tema”, aseguró desde la residencia de Olivos, rodeado de los principales dirigentes políticos del país.
Con una escenografía calculada que incluyó a la vicepresidenta Cristina Kirchner y al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta -con barbijo-, el Gobierno advirtió que por al menos tres años no estará en condiciones de abrir la billetera.
“Hoy no podemos pagar nada”, avisó el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien admitió que la negociación con los bonistas será dura, pero destacó el respaldo del FMI sobre la necesidad de alcanzar una deuda sostenible.
“Nos piden más ajuste fiscal, rápido y en más cantidad. Eso destruiría las oportunidades de millones de argentinos, y no lo vamos a permitir. El límite es la oferta que vamos a presentar”, señaló.
El Gobierno busca cambiar la estructura de bonos de deuda, con un período de gracia por tres años, al menos hasta 2022.
Recién en 2023 se empezaría a pagar un cupón promedio de 0,5% y esas tasas crecerían hasta niveles sostenibles: el interés promedio de la propuesta ronda el 2,33%.
La propuesta incluye más reducción de intereses que de capital, del que sólo se propone achicar US$ 3.600 millones, lo que representa una quita de 5,4% del stock de deuda externa.
En cambio, se pide una fuerte reducción de intereses de US$ 37.900 millones, que equivale al 62%, según precisó Guzmán.
La oferta cerrará en 20 días desde su lanzamiento formal y se seguirá trabajando con el FMI en un nuevo programa a tres años, en el marco de otra renegociación por una deuda de US$ 44.000 millones.
Guzmán viene explicando que era “insostenible” el actual nivel de deuda, y el FMI le dio la razón.
Los bonos soberanos de la Argentina están cotizando a menos del 25% de su valor nominal.
Queda un largo camino por delante, con el principal desafío de convencer a los acreedores de que si aceptan esta propuesta el país podrá “volver a crecer” y cumplir -esta vez sí- con lo que se termine negociando.
Los fondos de inversión tienen un ojo puesto en lo que la Argentina les debe, y otro en la erosión que la pandemia de coronavirus está provocando sobre sus activos.
Tal vez ese tétrico panorama de fosas comunes cavadas a las apuradas para enterrar rápido los cadáveres infectados que se apilan en el mundo, termine contribuyendo a que la Argentina logre su objetivo.