Sabías que no siempre comemos por hambre




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El vínculo que hay entre los que comemos y lo que sentimos está mejor estudiado por la industria alimenticia que por la de la salud. Y si bien hoy la ciencia sabe más sobre los efectos neurocerebrales de algunos productos alimenticios en nuestra fisiología, el primer estudio científico que te propongo leer es el del auto estudio. 

¿Cómo te caen a vos los alimentos? ¿Qué tipo de alimentos buscas cuando estás ansioso, triste o con miedo?

No es casualidad que busques azúcares en toda sus formas, hay propagandas de golosinas que rezan “relleno de emociones” , de alfajores nuevos cuyo tagline es “lo que le faltaba a tu familia”. Pues, si tu inconsciente distraído por la calle entre trámites, bancos, o mirando televisión le llega ese mensaje, no te vas a detener en sentir tu tristeza antes de comertela con un cuarto de helado.

Por años nos enseñaron que el amor se demuestra en comida, el romance en chocolates, los festejos en facturas, los fracasos en alcohol. 

Hay tantas asociaciones como personas. Cada uno con si historia le puso un sello a lo ñoquis si hay una abuela detrás de esa olla. Y nadie dijo que está mal disfrutar de estas memorias digestivas. 

Lo que si es una lástima, es perderse de la oportunidad de aprender de una emoción. O perderse del autocontrol llegando a niveles de enfermedad física. 

Siempre se puede parar. Tomar el alimento como una oportunidad y fijarse que hay detrás de él.

Si comes más de lo que necesitas , si te cae mal, sentís que es un abuso o querés retomar tu autodominio te comparto algunos saberes que te pueden servir:

  1. Los alimentos ricos en almidones como harinas en todas sus formas (pan , pastas, empenadas , pizza, tarta, galletitas), así como otros cereales almidonados como la avena y el arroz, tienen efectos sedantes. Si sentimos que estamos abusando de ellas es probable que la emoción escondida sea la ansiedad , un “error” de la mente que se puso en “modo futuro” y nos dice que mañana, será mejor que hoy.
  2. Si tus elecciones diarias son estimulantes: exceso de mate , café, azúcar e todas sus formas (blanca, rubia, mascabo, golosinas, postres , gaseosas supuestamente “sin azúcar”) es probable que tu mente esté en modo “pasado” y siento una añoranza por el ayer.
  3. Estimulantes y sedantes se llevan bien. A veces alternamos o mezclados ambos. Y así de mezclados estamos también a nivel emocional. 

La respuesta es setear la mente en “modo presente”. Haciendo otras cosas que te den placer y que no sean comer, como hacer un deporte, meditar, háblale con amigos, darle curso al arte que te estás postergando por no darle importancia. 

El arte es muy importante

Las emociones para no ser comiadas han de ser escritas, cantadas, aguadas, bailadas, pintadas. Date la oportunidad de ese “tallercito” o “cursito”. Sácale el dominutivo y ponele mayúsculas. 

Usa esos espacios en lo que comes sin hambre para llenarte de otros placeres. 

Y si igual querés nutrirte bien, no te olvides de las frutas y verduras crudas, las algas, los hongos, las legumbres (hervidas o mejor, en brotes) , los fermetos (chucrut, kéfir) , las semillas y los frutos secos, son excelentes alimentos que la dan nutrición al cuerpo físico sin dañarnos ni fijarse en nuestra mente con un registro emocional tan fuerte como el que los deja el alimento industrializado.

Después de todo, sos un adulto consciente que quiere llegar a ser abuelo o abuela y que se debe encargar de enseñar recursos de inteligencia emocional a los niños, para que ya no sean presa de una propaganda de caramelos de falsa felicidad hecho azúcar.

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