NEUQUÉN (ED). — Ahí “no hay nada para robar”, “no se sabe cuál es el fin”, dijo el gerente general de Ingeniería del EPAS, Omar Cammertoni, sobre los misteriosos ataques perpetrados contra personal de vigilancia en dos instalaciones ubicadas en la ciudad de Neuquén.
Durante esos violentos arrebatos ocurridos el domingo, los vigiladores fueron golpeados, amenazados con armas y uno de ellos terminó el Hospital Heller. Uno de los hechos fue en colonia rural Nueva Esperanza y el otro en el barrio Z1.
“Conozco la cisterna de 3.000 que está en la meseta (Nueva Esperanza) no hay nada para robar, porque lo único que se pueden llevar es una válvula, pero no es tan simple sacarla”, dijo el funcionario en diálogo con LU5.
Agregó que “son válvulas que están atornilladas” y dijo que los “hechos vandálicos hacia la gente de seguridad, no se entienden bien, no se sabe cuál es el fin, o por qué se hace. Realmente no puedo dar una explicación”.
Según fuentes de la Policía, los ataques a las estaciones del Ente Provincial de Agua y Saneamiento (EPAS), fueron violentas y se sucedieron con escasos minutos de diferencia. Las modalidades fueron casi calcadas.
El primero sucedió a las 22:30 y el sereno de la empresa privada fue atacado a golpes de puño por dos sujetos vestidos de negro y encapuchados. Lo amenazaron con armas de fuego y le robaron el celular; tales fueron los golpes que terminó en el Heller.
El otro ataque fue alrededor de las 23:00. Un sujeto, también vestido de negro y con capucha, tiró la puerta a patadas y le robó el celular.