Messi en una versión distinta, pero determinante

Archivo - Escena de la final entre Argentina y Brasil Foto NA CONMEBOL



BUENOS AIRES (NA) — El crack rosarino Lionel Messi mostró anoche una versión distinta a la habitual, aportando más sacrificio que fútbol en la final de la Copa América, pero que le permitió dejar atrás años de frustraciones con la Selección argentina a nivel mayor.

A la “Pulga” se lo notó condicionado desde lo físico luego de lo ocurrido en la semifinal frente a Colombia, partido en el que recibió una dura falta de Frank Fabra sobre su tobillo izquierdo.

La imagen de la media manchada de sangre luego de la infracción del defensor de Boca generó preocupación, pero Messi finalmente dijo presente en el estadio Maracaná para enfrentar a Brasil, una noche que quedará en la historia.

“Daría todo por ganar algo con la Selección”, fue una de las frases que repitió a lo largo de los últimos años el futbolista de Barcelona, multicampeón con el club catalán, pero frustrado con la camiseta “albiceleste”.

Una final de Copa del Mundo perdida en este mismo Maracaná, frente a Alemania en 2014, y dos finales de Copa América con derrota con Chile, son solo una muestra de la “mufa” que tenía “Lio” vistiendo la celeste y blanca.

Pero esta noche finalmente llegó la esperada consagración, en una actuación sin brillo, aunque diciendo presente para lucir la cinta de capitán y la emblemática camiseta número 10.

En los primeros minutos de la final, cuando el trámite era parejo y sin llegadas frente a los arcos, la “Pulga” no pudo escapar a las marcas rivales y la pelota era manejada por Rodrigo De Paul y Ángel Di María.

Tras el gol de “Fideo”, a los 21 minutos, Argentina cerró filas y apretó los dientes, y ahí apareció el Messi aguerrido, tirándose a los pies de Paquetá como un volante central para recuperar el balón.

Recién a los 32 minutos Messi pudo desnivelar, en un contragolpe: recibió de De Paul, escaló por la izquierda dejando dos rivales atrás y remató de zurda, desviado.

Poco después de esa acción, la “Pulga” se tomó el posterior, un gesto que ya había hecho en los partidos anteriores y generó algo de incertidumbre.

Ya en el segundo tiempo, Messi y Lautaro Martínez quedaron muy aislados en ataque y la pelota pasó muy poco por los pies del rosarino.

Apenas hubo tiempo para alguna combinación con Di María y De Paul, tocando corto para el pique de sus compañeros.

Cerca del final, Messi tuvo el gol en sus pies, muy bien asistido por De Paul, pero quiso amagar frente a Ederson Moraes, quien adivinó y le robó la pelota.

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