BUENOS AIRES (ED). – Como contracara a las demoras en la entrega de la segunda dosis de Sputnik V por parte del proveedor ruso, llegaron este miércoles al país 500 litros del componente II de la vacuna, los cuales serán utilizados por el laboratorio Richmond para producir las dosis en la Argentina.
El laboratorio Richmond, que se encarga de la formulación del principio activo en el país, anunció que gracias a este nuevo cargamento podrá producir aproximadamente 760.000 segundas dosis de la vacuna rusa.
Según informó el propio laboratorio nacional en su cuenta de Twitter, el contenido del embarque le permitirá avanzar con la producción de cerca de 760.000 dosis adicionales en el corto plazo.
“En el día de hoy, arribaron a nuestro país 500 litros más del componente II de la vacuna Sputnik V, que nos permitirá seguir produciendo otras 760.000 dosis aproximadamente”, consignaron.
“En breve estarán a disposición de nuestra gente. Seguimos trabajando!”, afirmaron.
Los retrasos en la llega de segundas dosis de Sputnik V, que incluye el incumplimiento del contrato de parte del Fondo Ruso de Inversión, es un fuerte dolor de cabeza para el Gobierno, ya que en muchos casos no está permitiendo completar los esquemas de vacunación en el período estipulado de tres meses entre la primera y la segunda inmunización.
Mientras que la llegada masiva de vacunas chinas de Sinopharm permitió reducir el intervalo entre dosis y dosis a un mes (y en algunos casos tres semanas), y también hubo un acortamiento a dos meses para las aplicaciones de AstraZeneca, con Sputnik está sucediendo el fenómeno inverso.
El agravante es que la mayoría de las personas que recibieron el primer componente de Sputnik V, por ser la vacuna que en el primer semestre del año tuvo un mayor ritmo de llegada, son mayores de 60 años.
Las demoras generaron el disgusto del Gobierno, que a través de una carta por correo electrónico escrita por la asesora presidencial Cecilia Nicolini y dirigida al Fondo Ruso de Inversión se quejó del incumplimiento y manifestó una profunda decepción, habiendo sido Argentina el primer país del continente americano en confiar en la vacuna Sputnik, cuando gran parte del mundo occidental le daba la espalda y planteaba suspicacias sobre su seguridad y efectividad.