BUENOS AIRES (NA) — La Cámara Federal de Casación declaró “inadmisible” un planteo de Sergio Schoklender para declarar la prescripción por el paso del tiempo de la Causa Sueños Compartidos.
“El remedio extraordinario presentado no puede hallar viabilidad formal, por cuanto no se dirige contra una sentencia definitiva ni equiparable a tal por sus efectos”, dijo el tribunal, al bloquear el acceso a la Corte Suprema del pedido de cierre anticipado de la causa.
El tribunal oral federal número cinco proveyó recientemente las pruebas propuestas por todas las partes, como parte del paso previo a la realización del juicio.
Entre esa prueba aparecen algunos peritajes contables que amenazan con insumir largo tiempo, lo que impide calcular cuándo podría comenzar el debate oral y público.
El mayor de los hermanos Schoklender planteó, a través de su defensa oficial, la “extinción de la acción penal por prescripción”, pero recibió el rechazo en todas las instancias y sólo le quedaba el intento de acudir a la Corte.
Casación cerró la posibilidad de la petición al argumentar que la desestimación de la prescripción “no pone fin al proceso, ni ocasiona un agravio de imposible o tardía reparación ulterior”.
Los jueces Mariano Hernán Borinsky, Javier Carbajo y Ángela Ledesma consideraron que “no es posible habilitar la intervención del máximo tribunal en base a la doctrina de la arbitrariedad alegada, por cuanto, es menester que se demuestren defectos graves en la decisión recurrida que la descalifiquen como acto jurisdiccional válido”.
Schoklender “no ha acreditado” tal evidencia de arbitrariedad, añade la resolución.
El fiscal Raúl Pleé y las querellas, la Unidad de Información Financiera (UIF) y la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), también se habían pronunciado por el rechazo al planteo de Schoklender.
En el expediente se investiga la presunta defraudación a la administración pública en la construcción de viviendas e infraestructura social mediante la Misión Sueños Compartidos, a través de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, en la que trabajaban los hermanos Sergio y Pablo Schoklender.
