NEUQUÉN (ED). — No hay dudas, Autobuses Neuquén es una vergüenza y, ante la ausencia lisa y llana de sanciones en serio, se burla de los neuquinos. Este martes volvió a dejarlos literalmente a pata, porque un grupo de mujeres bloqueó la salida de los colectivos.
¿El motivo? Conocido, porque no es la primera vez que ocurre: la empresa no les depositó la cuota alimentaria que le descuenta de los sueldos a los choferes y empleados separados y ese dinero no llegó a las cuentas de las mujeres. Obviamente, esos recursos también son para los hijos.
Los empresarios de la ex Indalo proceden de semejante modo, aunque todos los meses cobran subsidios nacionales, provinciales y municipales por más de 51 millones de pesos. Dinero tienen, pero inversiones no se ven; ni siquiera se ve el cumplimiento de estas obligaciones legales y morales.
Es más, periódicamente cobra compensaciones por diferencias, como la de 16 millones que embolsó hace apenas unos pocos días por diferencia entre esos 51 millones mensuales que, en realidad, son en concepto de “anticipo”.
Cuando no convierte a sus pasajeros en peatones por los paros, los reclamos de los choferes o porque se rompen los colectivos, lo hace por cuestiones como estas; entonces corresponde preguntarse: ¿Participará la ex Indalo de la licitación para el nuevo sistema de transporte que prepara la Municipalidad de Neuquén?
Quién sabe, por lo pronto no hay dudas de que el servicio es malo y caro, que no cumple las frecuencias, que los colectivos circulan con ruedas lisas y que ni si quiera se toman la molestia de lavarlos; por el contrario, tienen más tierra que un potrero.