Sergio Massa ha emprendido junto a parte de su equipo económico su ansiada gira por Estados Unidos. Si bien el resultado de la misma era prácticamente un hecho, las novedades que se van conociendo desde el norte no resultan menos importantes para una Argentina que parece jugarse día a día su estabilidad financiera. El inquietante momento vivido por la vicepresidente de la Nación parece haber opacado parte de los logros obtenidos hasta aquí por el flamante Ministro.
Reuniones con organismos internacionales, con empresarios y fondos de inversión le han dado algo más que buenos momentos. Parece que el BID y el Banco Mundial han decidido hacer efectivo créditos con la Argentina que le permitirán la Banco Central tener algo de respiro, al menos por un tiempo.
Sin embargo, la gira por Washington y Houston no fue lo único relevante en materia económica. El “dólar soja” tuvo su debut y una semana que ha terminado –nuevamente con resultados conocidos con antelación- con saldos positivos. Mediante este mecanismo de liquidación (que básicamente paga 200 pesos por cada dólar liquidado de soja) se ha hecho esta semana el BCRA de unos 1.700 millones de dólares, cifra que puede resultar marginal en cualquier país normal pero que para la Argentina es literalmente agua en el desierto.
Algunas dudas empiezan a surgir luego de estos días con respecto al plan económico que desde un inicio anunció el ministro de Economía. La reducción del gasto público, la auditoria en los planes sociales y demás cuestiones parecen estar perdiendo fuerza a pesar de esta semana que transformó la volatilidad de semanas atrás en un pequeño “verano financiero”.
Más allá del enfriamiento de los primeros impulsos transformistas del discurso de asunción de Sergio Massa, lo cierto es que los números siguen preocupando, incluso el de los últimos “éxitos”.
Con respecto al endeudamiento que vendrá (algunos miles de millones del Banco Interamericano de Desarrollo, otro tanto del Banco Mundial e incluso algún desembolso del FMI) nadie sabe bien qué tanto puede impactar de manera perdurable en las expectativas. Un BCRA absolutamente quebrado con pasivos remunerados que pagan una tasa efectiva superior al 96% anual que transforman a los problemas monetarios en una bola de nieve imparable. Además todo endeudamiento no es más que impuestos futuros que deberemos pagar todos los argentinos en algún momento inmersos en una economía que lejos está de poder tolerar mayor presión fiscal.
El mismo camino de incertidumbre recorre por estos días el “dólar soja”. Si bien logrará su cometido de liquidación de dólares por parte de los agroexportadores, lo cierto es que esta medida implicará una sobre emisión que rondará al menos los 300.000 millones de pesos, que terminarán impactando más tarde o más temprano en los índices inflacionarios. Además por supuesto esta nueva distorsión en el tipo de cambio ha generado el reclamo de otros sectores que quieren su propio dólar diferencial. Amén de esto el vencimiento de este esquema de liquidación vence el 30 de Septiembre, con un campo que ya sabe que ante la necesidad, el Gobierno está dispuesto a ceder.
La Argentina vive la más absoluta inconsciencia económica que no avanzará hacia momentos razonables si no intenta comprender la gravedad de su agónica situación.
Escrito por Manuel Adorni