NEUQUÉN (ED). — La lista Azul y Blanca del MPN que conducen los dirigentes Guillermo Pereyra y Marcelo Rucci ingresó en una nueva etapa de su historia, en la que se propuso extender sus límites más allá de los ámbitos petroleros. Transita por un camino en que conjuga la experiencia de dirigentes con reconocimiento provincial y nacional con el impulso de las nuevas generaciones.
El propio Pereyra se declaró prescindente cuando decidió pasar la posta en la conducción del gremio (nada menos que el de los trabajadores de Vaca Muerta) y ungió como su candidato al actual secretario general, Marcelo Rucci quien -a su vez- resistió la tentación y no se dejó llevar por un operativo clamor, con lo difícil que eso resulta para un dirigente de su talla (no hay que olvidar que fue intendente de Rincón de los Sauces).
Una asamblea petrolera le pidió que los representara como precandidato a gobernador. Se emocionó y agradeció. Pero entendió que su lugar está en el gremio y que este necesita de un trabajo full time, en virtud de los desafíos que implica el crecimiento vertiginoso de las producciones.
En lo político, Rucci y Pereyra entendieron que debían contribuir al blindaje de Marcos Koopmann, para “garantizar” la continuidad del MPN en el gobierno de la provincia; y acordaron, con los Azules -de Omar Gutiérrez, Jorge Sapag, Mariano Gaido, etc.- no sólo la lista de candidatos a diputados provinciales, sino también (y más importante aún) los programas de gobierno y las estrategias para convertirlas en realidad.
Lo nuevo es que la Azul y Blanca trabaja en la construcción de una colectora con la que le dará más músculo a Koopmann y con la que ensayará sus primeros pasos en esto de la nueva etapa. Un dato no es menor: los conductores dejaron que las primeras reuniones las conduzcan los jóvenes, a quienes les dieron indicaciones precisas de escuchar a todos y cada uno de los dirigentes, vecinos, referentes o afiliados que concurran a esa reuniones. El primer paso ya lo dieron y ahora van por más.
