BUENOS AIRES (NA) — La inflación de marzo rondará el 7% por el impacto de alzas en rubros como indumentaria y educación, según la estimación de la consultora Ecolatina, que alertó sobre una “estanflación”.
“Cuando Alberto Fernández menciona la frase de la guerra de la inflación, la inflación de marzo del año pasado, cuando irrumpe la guerra en Ucrania, fue de 6,7%. En febrero fue 6,6%. No hubo avances y para marzo estamos esperando un número cercano al 7%”, dijo Santiago Manoukian, economista de la entidad.
Explicó que marzo es un mes que “tiene aumentos puntuales como indumentaria y educación, que junto a una inercia inflacionaria que ha ido creciendo con el paso del tiempo por los shocks que ha recibido la economía y por una falta de política monetaria y fiscal que intente anclar expectativas hacia adelante”.
Dijo que para el año están proyectando una inflación del 100%. “La sensación es claramente preocupante porque hay poco espacio fiscal de parte del gobierno para poder cubrir a la población fuera de las paritarias”, señaló.
Sobre la situación del empleo, indicó que “el año pasado por quinto año consecutivo los salarios reales cayeron pero el salario registrado, tanto público y privado, se mantuvo bastante en pie. Los que vienen sufriendo más son los informales”.
“Esperamos que la pobreza esté en un número cercano al 40%. Con una inflación liderada en alimentos, que estamos viendo una inflación del 7% en marzo, es una mala noticia para las aspiraciones electorales del oficialismo”, dijo Manoukian en declaraciones radiales.
En cuanto al sector agropecuario, sostuvo que “la sequía es dramática. Cada semana parece que es aún peor porque se siguen recortando las estimaciones”.
Dijo que “esto va a tener múltiples causas. Lo primero y lo más relevante es que tensiona el esquema cambiario que intenta instrumentar el gobierno con la devaluación progresiva, que es la alternativa para evitar una devaluación de un salto. Es el talón de Aquiles de la estrategia del gobierno”.
“Son cerca de 20 mil millones de dólares los que va a perder la economía argentina desde el agro. Pese a la flexibilización por parte del FMI, lo más preocupante es el nivel de reservas que tenés y esperamos para los próximos meses para poder defender el tipo de cambio”.
Además, explicó que “complica la meta de reducción del déficit fiscal porque recaudas menos por derecho de exportación, en enero ya cayeron 30% en términos reales. Incide sobre la actividad económica porque tiene un impacto directo. La caída en soja y maíz ya te resta dos puntos del PBI”.
“Tenés menos divisas del principal sector que las genera, entonces hay menos espacio para soltarle la cuerda a los sectores que las precisan, como comercio e industria. La sequía te ejerce presión sobre el precio de alimentos frescos, restringir importaciones te genera presiones sobre los precios de algunos mercados”, indicó.
Pero también alertó que “el gobierno había prometido a las empresas que habían accedido a Precios Justos, un mejor acceso al mercado cambiario para poder importar, la pregunta es con qué dólares. Creo que son múltiples los impactos que creo que todavía el mercado no los está apreciando. No estamos dimensionando bien el impacto que va a tener la sequía”.
“No hay margen para un plan platita porque el problema es quién te lo financia. Tenés un límite para poder emitir dentro del acuerdo con el FMI y por lo propio que te impone la carta orgánico del BCRA. Si quisieras una expansión respecto al sendero fiscal, deberías tener un financiamiento que no está. Argentina va a vivir este año una estanflación”, indicó.
Dijo que “desde el 2012 hacia adelante la economía se ha estancado y en términos per cápita el PBI se contrajo 12% previo a la pandemia. Tenemos una inercia inflacionaria que hace que el proceso se vea alentado por contratos que tiendan a acelerarse, acortando su duración e incluyendo cláusulas de ajuste con la inflación pasada. El gobierno tiene que seguir ajustando tarifas sobre servicios públicos que te va a seguir pegando en el índice de precios”.