BUENOS AIRES (NA) — Quedó en evidencia este miércoles que el paro nacional por 12 horas convocado desde el mediodía pasó casi inadvertido al menos hasta las 19, cuando el transporte público dejó de funcionar en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), adhiriéndose a la medida de fuerza.
Claramente no fue esta una jornada de persianas bajas en la Argentina ni mucho menos. Como es obvio, quienes asistieron a la marcha no concurrieron a sus lugares de trabajo, pero lejos estuvo la huelga de sentirse con fuerza.
La movilización convocado por la CGT transcurrió con normalidad y se llevó adelante de manera pacífica. Salvo por unos ligeros momentos de tensión al caer la tarde frente al Parlamento, la protesta se desarrolló en calma.
Según la cartera nacional que encabeza Patricia Bullrich, apenas 40.000 personas participaron de la movilización aquí en la Capital Federal. De todos modos, más allá de las cifras, el “capítulo seguridad” se completó con éxito, a juzgar por los acontecimientos.
La central obrera salió repentinamente del ostracismo tras largos cuatro años en estado de somnolencia y recuperó la voz para rechazar las políticas de ajuste que impulsa el gobierno del libertario Javier Milei.