BUENOS AIRES (NA). — Todos los esfuerzos de Rubén Cherñajovsky de Newsan y de Nicolás “Nicky” Caputo de Mirgor por convencer a las autoridades domócratas estadounidenses acerca de la pureza occidental de las inversiones para su proyectado puerto multipropósito de Río Grande fueron en vano ante el análisis de los militares norteamericanos que no quieren dejar nada librado al azar en su cruzada por obturar el acceso de la República Popular China al continente blanco.
Una batalla diplomática geopolítica jugada por altos mandos militares y donde se involucró a empresarios cercanos al poder que terminó el jueves 4 de abril, con una victoria contundente para los intereses estadounidenses avalados por el Presidente, Javier Milei, para quien sólo se deben realizar acuerdos políticos con las naciones del mundo libre y jamás con los países que poseen gobiernos autocráticos.
En sus anuncios del jueves 4 de abril junto a la generala, cuatro estrellas, Laura Jane Richardson, Javier Milei puso punto final a cualquier especulación sobre la presencia de China en una futura instalación portuaria ya sea por una inversión a través de alguna de sus empresas estatales o, por intermedio, de alguna interpósita compañía local.
Milei anunció que la base que se construirá junto a los Estados Unidos, “…se trata de un gran centro logístico que constituirá el puerto de desarrollo más cercano a la Antártida y convertirá a nuestros países en la puerta de entrada al continente blanco”.
En esa línea, agregó: “Esta obra nos permitirá desarrollar la economía local y brindar un servicio logístico que permita la reparación y apoyo a los cruceros que operan el Atlántico Sur, a lo programas antárticos internacionales y permitirá que navíos y rompehielos argentinos y de otros países del mundo puedan acceder en Ushuaia a reparaciones u otros servicios antes de continuar su travesía”.
La titular del Comando Sur estadounidense dejó en claro que no viajó hacia la zona más austral del continente en vano y publicó en la cuenta institucional de X “La comandante general Laura Richardson se reunió ayer con oficiales militares en Ushuaia, en el extremo sur de Argentina, para aprender más sobre su trabajo en una región que es vital para el transporte marítimo y el comercio marítimo mundial”.
Ahora bien, este anuncio pone fin a las especulaciones diplomáticas existentes desde que Diego Guelar era embajador en China durante el gobierno de Mauricio Macri y se analizó la posibilidad de crear un puerto para una empresa estatal petroquímica de China en territorios de la Armada Argentina, al norte de la Bahía de Ushuaia que serviría, además, para las empresas nacionales que ensamblan componentes electrónicos y que gozan del régimen de promoción industrial de Tierra del Fuego, como Mirgor del “amigo del alma” de Macri, Luis Caputo, Newsan, de Rubén Cherñajovsky, o Electrofueguina de la familia Frávega.
La idea planeada durante el gobierno de Cambiemos fue continuada, sin ningún tipo de reparos, por la administración del Frente de Todos y por el embajador pro chino, Sabino Vaca Narvaja, lo que encendió todas las luces de alerta en Washington por los memorandos de intención y los proyectos firmados y avalados por el gobernador kirchnerista de Tierra del Fuego, Gustavo Melella.
Durante todo el año 2023 se analizaron dos proyectos distintos para una misma estación portuaria en Río Grande. Uno era el proyecto de los chinos con la empresa agroquímica Shaanxi Chemical Industry Group y otro de capitales locales, Mirgor, Newsan, más algún interés extranjero, la empresa petrolera Total.
La idea de Nicolás Caputo de crear un centro logístico fue relanzada en varias ocasiones para mantener latente el proyecto que tendría un costo cercano a los 400 millones de dólares.
Finalmente, nunca pasaron el filtro del “amigo americano”. Por más que Caputo y la familia Cherñajovsky, tengan inversiones plantadas en suelo estadounidense, la hija de Rubén, Maria Cher abrió locales de moda en Nueva York, las autoridades estadounidenses tomaron nota que durante la gestión de Alberto Fernández y Sergio Massa aceptaron pagar en yuanes deudas con importadores chinos por una cifra superior a los 600 millones de dólares.
Desde hace años, algunos de los países integrantes del BRICS, con Brasil y China a la cabeza, lideran un movimiento para terminar con la hegemonía del dólar como la moneda fuerte del comercio exterior y, particularmente, China intentó desplazar al dólar y promover los yuanes en América Latina en un plan geopolítico en el que el rol de la Argentina de los Fernández y Massa era fundamental.
Ese plan monetario, junto a la posible creación de un puerto estratégico para las ambiciones del Partido Comunista de China de alcanzar la Antártida y controlar una de las rutas logísticas fundamentales para el comercio marítimo, quedaron en el recuerdo con el reciente anuncio del Presidente Milei de atar la suerte de su gobierno a unas nuevas relaciones “carnales” con los Estados Unidos de Norteamérica.