Una de las particularidades de esta Argentina es que rara vez se brindan explicaciones cuando termina un mandato. Sucede a lo largo y ancho del país y Neuquén no es la excepción.
Un hecho penoso y lamentable, como lo es el asesinato del periodista de Radio Cumbre, Juan Caliani, por parte de dos menores (uno de 17 que lo atacó por la espalda y otro de 16 que le asestó la puñalada en el pecho), invitan a preguntarse cómo y por qué se llegó a este nivel de violencia por parte de ambos adolescentes. El caso se difundió a más no poder porque es extremo. Pero no es el único en el que hay involucrados menores.
Durante la última gestión, el gobierno provincial neuquino tuvo un ministerio de Niñez, Adolescencia, Juventud y Ciudadanía, que dispuso de partidas multimillonarias y que en lo que hace a niñez y adolescencia se agotó, prácticamente, en conversatorios y encuentros interdisciplinarios. Jamás dio cuenta de los resultados.
La página de lo que alguna vez fue un ministerio con grandes pretensiones todavía está en la web. Inactiva, claro, pero está; y deja ver los objetivos con los que fue concebido. “Trabaja en pos de la prevención, promoción y ampliación de los derechos de las niñeces, adolescencias, juventudes y ciudadanía en general, con miras a su desarrollo integral”, dice.
Sus últimas actividades dan cuenta de la presentación de una “guía para el abordaje de la comunicación en la niñez y la adolescencia”. Pero nada más que eso.
El ministerio puso demasiado esfuerzo en el lenguaje inclusivo y erogó millones (que bien podrían haberse invertido en Educación, Seguridad, Salud o contención e inclusión para niños y adolescentes en situaciones complejas) pero no abordó las urgencias o, como nadie dio explicaciones, no se sabe si las abordó en secreto. Entonces ¿Qué dejó? Nada. Ni siquiera experiencias. Por eso hoy no se lo extraña.
