NEUQUÉN (ED). — Las inversiones, la mayor presencia de policías en las calles y las estrategias que en materia de Seguridad implementó el nuevo gobierno provincial neuquino, llevaron a que aumentara la cantidad de demorados y detenidos, lo que a su vez complicó la situación de hacinamiento en cárceles que ya se registraba desde la gestión anterior y sobre la que había tomado nota la Justicia.
En respuesta a ello, el gobernador Rolando Figueroa presentó un proyecto de emergencia penitenciaria que fue aprobado por la Legislatura provincial neuquina y que permite encarar una serie de obras. Esto permitirá condiciones de detención ajustadas a las normas en vigencia y, a la vez, generará espacios para que los delincuentes estén donde tienen que estar: presos (salvo aquellos que, lamentablemente, son beneficiados por jueces adeptos a la doctrina de puertas giratorias y que persisten en su propensión a dejarlos rápidamente en libertad).
Lo nuevo es que a las obras que se vienen realizando en la Unidad de Detención 11 (U11) se sumará la construcción de un módulo (o pabellón) que podrá alojar a 26 detenidos de máxima peligrosidad; es decir, asesinos y demás. El convenio lo firmarán, este jueves, los ministros de Seguridad, Matías Nicolini y de Infraestructura, Rubén Etcheverry.
La cárcel está ubicada en la localidad de Centenario, prácticamente en el límite con Neuquén. Ayer, el director de Infraestructura Penitenciaria, Marco Moya, expuso las obras realizadas en el Pabellón 7 de esa unidad y señaló que las refacciones incluyen mejoras en seguridad, renovación de rieles y parte del sistema de puertas corredizas, además de la instalación de nuevas cámaras de seguridad.
Del mismo modo, informó que, entre otras obras, se arreglaron los sistemas de calefacción y ventilación de todos los pabellones, como así también se renovó el sistema eléctrico para evitar cortes y garantizar la seguridad en la unidad. También se reforzarán las medidas de seguridad para los guardias, todo bajo estrictas normas internacionales de seguridad.