El gremio contraatacó por las informaciones oficiales de poca adhesión a su protesta y anunció que juntó a una multitud, ¿pero faltó gente?
NEUQUÉN (ED). — Con penas y olvido transitó este miércoles la primera jornada de paro docente convocada por el gremio ATEN y mostró situaciones encontradas: Por un lado, mucho enojo gremial -entiéndase de aquellos que militan y no enseñan – y por el otro, demasiado esfuerzo en la promoción de los números, aún por sobre los reclamos.
La batalla discursiva comenzó bien temprano con el tortazo que le impuso el relevamiento parcial del acatamiento (50% generoso) y que en Villa La Angostura mostró actividad total. Emulando las mejores épocas del kirchnerismo (repite y repite una mentira, que quedará) el gremio intentó revertir una tendencia que para el mediodía le daba en rojo.
A la hora de la marcha dicen que tuvieron que salir a buscar prestado militantes para que los cortes en el centro no pasaran desapercibidos por la avenida. El gremio habló de varios miles, con gente de salud, Siprosapune y organizaciones que se sumaron a la protesta. Mientras muchos docentes se quedaron en las aulas defendiendo el adicional.
La frutilla del postre fue el acto de cierre realizado frente a Casa de Gobierno, donde se quejaron de estigmatización y descalificación, hasta le echaron la culpa del conflicto al Gobierno, para terminar con una arenga bien vikinga: “Nada ni nadie doblegará ese espíritu”.
Al final, Guagliardo también la dejó hablar a Lagunas, pero sin querer le terminó dando la razón al Gobierno: “No hay que renunciar a nada, porque lo que creó la Legislatura es un adicional salarial remunerativo”. Fin