La diputada nacional Nadia Márquez volvió a referirse a la polémica de los deportistas trans que sacan ventaja de las mujeres en las competencias deportivas.
NEUQUÉN (ED) — La imagen conmovedora de la boxeadora italiana Angela Carini, llorando tras ser golpeada por un hombre (Imane Khelifque) se auto percibe mujer en los Juegos Olímpicos de Paris, volvió a poner sobre la mesa los cuestionamientos a un progresismos de moda.
“Las auto percepciones son tolerables, pero la imposición de esas auto percepciones a terceros, no”, enfatizó Marquéz.
En diálogo con El Digital Neuquén, evaluó que “tenemos solamente dos caminos: simular que nos vemos nada, o decir lo que estamos viendo; y lo que estamos viendo es una verdadera dictadura de género. La imposición de la autopercepción de un jugador, que con la falsa excusa de no ofender o discriminarlo, debe aceptarse por el resto de los jugadores, por los evaluadores y por el público en general, es una dictadura de género”, amplió.
La legisladora separó las aguas y recalcó que “nadie duda del derecho de cada persona a vivir su vida y expresar su sexualidad como mejor le parezca. Nadie pone en tela de juicio los gustos, placeres sexuales, preferencias y modos de exteriorizarla cuando hablamos de personas mayores de edad, que libremente escogen cómo vivir. Pero parece que lo que sí está en duda, es que el resto debamos aceptarlo (o no) y cuestionarlo (o no)”.
Márquez reiteró su postura frente a una corriente social que pretende imponer “la dictadura de género”. “Sigo cuestionando que el Estado me diga a mí como debo yo asumir e interpretar la sexualidad humana, y cómo se la debo enseñar a mis hijos”, sostuvo.
“Sin ánimos de ofender a nadie, pero con la convicción de que si la verdad ofende, igual no debe ser callada, digo: las personas tenemos sexo y no género. Los libros y las películas tienen género y no sexo. Las creencias personales son tolerables en tanto y en cuanto no sean impuestas a la sociedad”, remarcó Márquez.
Angela Carini decidió finalizar antes del minuto del primer round la pelea. “Subí al ring e intenté luchar. Quería ganar. Recibí dos golpes en la nariz y ya no respiraba, me dolía mucho, fui a ver al maestro Renzini y con madurez y valentía le dije basta”, expresó a La Gazzetta dello Sport.