Los peronistas son muy sensibles con los compañeros de negocios. A Milei le va bien en las encuestas porque no compite contra nadie.
La interna del PJ está al rojo vivo: CFK llamó “traidor” a Kicillof. Por supuesto, la interna terminará cuando se repartan los cargos y los negocios. Cristina tiene un hijo bobo (Máximo) que necesita que lo mantengan y eso es una condición para quedar bien con CFK. Si no hubiera acuerdo la vicepresidente Villarruel ha encontrado candidata de unidad: Isabelita. El peronismo es una máquina de producir esperpentos y los que no vienen del PJ (como Villarruel) cada tanto se meten en el barro y reivindican a alguno de esos impresentables.
La implacable búsqueda de la impunidad y la defensa corporativa hacen que el peronismo sea el lugar ideal para cometer delitos. Tienen a jueces como Lijo (propuesto como juez de la Corte por este gobierno que copia, en estas cosas, a lo peor de la casta) que duermen las causas de corrupción y toda una estructura que los protege. Miren ustedes a Ginés Gonzales García (QEPD). Jugó con la vida y la muerte de mucha gente haciendo un encierro medieval larguísimo para beneficio político del gobierno que integraba (el del borracho golpeador).
Esto no lo inventé yo, sino que lo admitió Guzman, el ministro de Economía de ese gobierno. Ginés, pos supuesto, montó un vacunatorio VIP, fue valedor de la vacuna rusa (en contra del mundo civilizado) y buscó que todos sus amigos hicieran negocios fabricando vacunas. Se murió sin tener ninguna condena judicial con semejantes desatinos.
La despedida de Ginés
Sin embargo, a la hora de la despedida salen todos los peronistas y empresarios de la salud (recordando, con emoción, los negocios que hicieron juntos) y dicen “se murió un gran sanitarista”. Y si se emocionan mucho cantarán la marcha en muchas mansiones construidas con dinero de la corrupción. Los peronistas son muy sensibles con los compañeros de negocios.
A Milei le va bien en las encuestas porque no compite contra nadie. Salvo sectores del PRO que, con sus más y sus menos, apoyan lo que hay que apoyar (en especial la positiva reforma del Estado y la disciplina fiscal) el resto es una corte de los milagros que trasunta invotabilidad por donde se mire.
Los radicales nombraron a un presidente (Martin Lousteau) que tiene cerca de 70 por ciento de imagen negativa y que dice, sin ponerse colorado, que Macri obtiene cargos o negocios en el gobierno por estar en contra de los jubilados o de las universidades. No debe haber dirigente en la Argentina que haya apoyado a más gente distinta por cargos o negocios.
Apoyó al corrupto peronismo de la provincia de Buenos Aires, apoyó a CFK para ser ministro y casi desata una guerra civil con la 125. Luego se hizo el opositor en la ciudad de Buenos Aires hasta que la chequera de Rodríguez Larreta lo conmovió. La cantidad de cargos y negocios que obtuvo de Larreta fue descomunal. Era el momento que Larreta soñaba con ser presidente y Lousteau jefe de gobierno (con campañas estrafalarias pagadas con dinero de los contribuyentes). Ahora, con un nivel de resentimiento feroz, quiere posar de ético y da un poco de risa.
La “evitista” Carrió
Algo similar ocurre con la “evitista” Carrió que dice que Milei hace lo mismo que Martínez de Hoz. Carrió está en la más completa irrelevancia electoral. Toda está gente está muy mal porque el fenómeno Milei la sacó de su zona de confort que era la rosca y sentirse dueños de la política. Lilita también fue una aspiradora de recursos en la época de Larreta (la cantidad de cargos y plata de los contribuyentes que puso Larreta para su fracaso electoral fue descomunal) y ahora siente que nada de lo que dice despierta interés. Nos podría, eso sí, ilustrar acerca de como se es republicano defendiendo a la fascista Evita.
Milei, como le pasó a Macri hace unos años, despiertan bronca en los políticos tradicionales que sienten que por culpa de ellos quedan afuera de la discusión pública. Es así que Milei enfrenta una circunstancia única en la política. Con sus aciertos y con sus errores, no tiene rivales de fuste. El peronismo se desangrará por un tiempo largo y el viejo Juntos por el Cambio ha perdido toda centralidad. Solo Macri y un sector del PRO tienen una agenda posible que es el apoyo a las reformas porque su electorado reclama lo mismo que el de Milei: terminar con el Estado mafioso argentino; luchar contra la inflación y tratar de salir de esta espantosa recesión.
Está semana apareció la noticia que se estaría evaluando la posibilidad de tirar abajo el edificio de la 9 de julio que contiene la imagen de Eva Perón. El adefesio fascista según (perdón por la auto referencia) mi propia denominación. De hacerlo el gobierno mostraría una clara intención de mostrar que quiere terminar con una etapa oscura y entrar en un nuevo tiempo. En el plano simbólico pasar la página de todo lo que representa esa imagen como símbolo del fracaso, del culto a la personalidad y del autoritarismo. Un guiño a la gente que, por años, fue humillada y patoteada por el peronismo. Los cambios de época hay que teatralizarlo. Ojalá se animen.
Los antiperonistas son los garantes de la República y merecen su reconocimiento. Eso en lo simbólico. Y en lo práctico, que los peronistas corruptos no sigan muriendo sin condena judicial.
Especial por Dario Lopérfido para Noticias Argentinas