Así lo aseguró el presidente de la ONG Padres de Río Negro y Neuquén, Fabián Cruciani. Criticó las falsas denuncias de género que destruyen familias.
NEUQUÉN (ED). — “Ni la violencia tiene género, ni la hijaputés tiene sexo”, aseguró el el presidente de la ONG Padres de Río Negro y Neuquén, Fabián Cruciani este lunes y volvió a poner en evidencia las debilidades del sistema judicial donde una denuncia falsa contra un hombre, genera daños irreparables en los vínculos entre padres e hijos.
“Estamos dejando chicos huérfanos en plena democracia. Estamos borrándole la identidad a niños por cuestiones ideológicas”, señaló.
En declaraciones a RTN, el referente apuntó a la falsa ideología de género que intenta imponer la agenda 2030 e informó que este lunes en la Legislatura se llevarán adelante las Primeras Jornadas sobre los Derechos de los Niños en los tres poderes del Estado, que convocan a padres, madres, abuelos, que están privados de ver a sus hijos y nietos, a raíz de denuncias falsas y que contará con la visita destacada de los abuelos Lucio Dupuy.
“Hoy existen muchísimas denuncias falsas, sobre todo muchas denuncias falsas de abuso, que es una forma de entorpecer el contacto con los niños. Y esto no está penado por la ley. Es gratis hacer una denuncia a un hombre. Y esto sucede muy a menudo luego de las separaciones conflictivas”, lamentó.
Analizó que “con la Ley de Violencia de Género presume que cualquier mujer, solo hecho de serlo, puede hacer una denuncia sin ninguna prueba y el hombre es apartado de la vida de los niños”. Y amplió que “esto es una forma de violencia hacia los niños y hacia los padres”.
El referente reconoció que lo mejor es un cuidado “equitativo y permanente para los dos padres” pero la agenda ideológica conduce a la pérdida de contacto. En este sentido analizó que “si se lucha y trabaja para la igualdad con la mujer, debería ser en todo orden y en todo concepto.
“Llevo 12 años en lucha, he visto a mi hija 17 veces. O sea, mi hija está totalmente arruinada sentimental, emocional y mentalmente. O sea, quiere ser un huérfano de padres que estamos vivos. Y que encima no nos hemos desaparecido, queremos estar con nuestros hijos. No estamos muertos”, reflexionó Cruciani.
“Tenemos madres que no pueden ver a sus hijos, tenemos padres que no pueden ver a sus hijos, pero lo peor, tenemos hijos que no pueden ver a su mamá, tenemos hijos que no pueden ver a su papá, tenemos hijos que no pueden ver a sus abuelos, por rencores que no han podido ser superados”, enfatizó.
“Los niños no tienen por qué pagar los platos rotos de los adultos”, sentenció Cruciani.