Se reforzó el pedido de consumo solidario del agua en el verano, pero en muchas zonas de la ciudad persisten pérdidas crónicas.
NEUQUÉN (ED). — Las campañas de uso responsable del agua en Neuquén capital se evaporan con el calor. Mucho de ello se debe a las distintas realidades que viven los vecinos donde contrastan accesos, con barrios que aún conservan fuertes carencias estructurales. Se notan más a medida que uno se acerca al oeste.
La capital de Vaca Muerta -como le gusta decir al intendente Mariano Gaido- tiene cuentas pendientes de servicios básicos de gas, regularización de luz, asfalto pero también enormes pérdidas de agua que nadie atiende. El antiguo problema heredado de la gestión Quiroga no ha logrado ser revertido por la entusiasta gestión del MPN. más allá de las idas y venidas de los proyectos en el Concejo Deliberante.
Basta con recorrer la calle Emilio Crouzeilles -una de las más abandonadas por el regador- para armar una cartografía de arroyos de agua -muchas veces potable- que van serpenteando el declive natural de la troncal. Se suma todo: el que tiene una pérdida y no la repara, el que no avisa a los organismos para su reparación. Las pérdidas domiciliarias, las obras mal realizadas o reparadas, para terminar con un combo de agua depositada en varias esquinas, que los vecinos sufren, tanto en verano como en invierno.
El gobierno provincial advirtió que por el extremo calor, se disparó el consumo de agua potable en la capital y que actualmente el EPAS produce 250 millones de litros de agua potable por día. Paralelamente, se lanzó la campaña “No al derroche” que busca el consumo solidario de agua de los vecinos.
Falta un poquito de colaboración de todos y las recorridas de concientización deberían acelerar su paso por el oeste profundo.