
El municipio capitalino redobló esfuerzos para retirar la basura que se acumula junto a la ruta. Se gastan recursos, pero la gente no toma conciencia y ensucia.
NEUQUÉN (ED) — El crecimiento de la ciudad de Neuquén trajo consigo también mayor cantidad de basura, y pese a la oferta de lugares destinados para recibirla, muchos son los que eligen ensuciar y tirar basura en cualquier parte. Los basurales clandestinos pululan, así como la basura junto a los caminos, una constante que drena recursos, en una historia que nunca acaba.
Solo la obra de la municipalidad cercana a Los Paraísos y las cámaras logran disuadir a los desaprensivos a tirar residuos pero del otro la ruta se hacen un picnic. Allí estuvo trabajando la municipalidad sobre el cierre de la semana, y usó más de 70 agentes municipales para limpiar lo que semanas antes estaba limpio.
“Las banquinas son mal utilizadas por algunas personas, empresas de contenedores y particulares que llegan en camionetas o carros a arrojar residuos”, lamentó el subsecretario de Limpieza Urbana, Cristian Haspert.
Las cámaras que se colocaron están funcionando con el objetivo de detectar a los infractores y multarlos con rigor pero igual no alcanza. Advierten que los mugrosos pagarán hasta millones de pesos pero también es una realidad que no se puede monitorear todo en tiempo real. Tiene que colaborar la gente.
“No entendemos por qué las personas que viven en Neuquén utilizan nuestros espacios naturales como la barda y las cercanías de los ríos Neuquén y Limay para arrojar residuos. No hay excusas, tenemos un gran sistema de recolección seis días a la semana, los centros de transferencias, los operativos puerta a puerta. Son muchas las opciones que tienen los vecinos y vecinas para dejar sus residuos de manera ordenada y correcta”, reflexionó Haspert.
“Si sos una empresa tenés los centros de transferencia. Y si sos un particular, cuando pasen puerta a puerta por tu casa, aprovechá para sacar estos residuos a la vereda”, recordó.
Desde la ruta 7 hasta la Bajada de Maida, la barda se ha transformado en una urbanización de basura, el paisaje natural cedió a miles de bolsas, latas restos de gomas, materiales de obras, todo depositado en la meseta. Una imagen triste que también nos define ante quienes nos visitan.