NEUQUÉN (NA) — La coparticipación atraviesa uno de sus peores momentos justo cuando madura la discusión política entre Nación y provincias para reformarla: en marzo, la caída de la transferencia a las provincias y CABA fue del 28% real.
La explicación del descenso real interanual se centra, principalmente, en que la recaudación de ganancias se desmoronó en el orden del 41% y la de IVA del 18%. En las provincias, los impuestos al consumo cayeron el mes pasado un 28%.
Y si no hubo una debacle fiscal fue porque el Impuesto País, que no es coparticipado y expira cuando se elimine el cepo. El régimen de coparticipación federal llega a los tumbos desde la reforma del 1994, con las inequidades que se han ido gestando con el tiempo.
Sólo 10 provincias son aportantes netos. En el otro extremo, Formosa, Santiago del Estero y Tierra del Fuego financian con la coparticipación casi la totalidad de su gasto público, siendo los distritos menos beneficiados CABA y Neuquén.
Algunas jurisdicciones, como La Rioja, embolsan casi el doble de lo que aportan al pozo común, y destinan el 50% de lo que reciben de Nación a sueldos, según el titular de la Cámara de Diputados Martín Menem. Un poco más abajo vienen Corrientes, Jujuy y Chaco.
Actualmente suman 14 las provincias que sacan más recursos de los que ingresan a coparticipar.
A la inversa, la relación entre los impuestos recaudados y la coparticipación recibida es desfavorable para la Ciudad de Buenos Aires, que se ubica en la peor posición: recibe algo más del 10% de lo recaudado, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Otros distritos que también reciben menos de lo que recaudan son Neuquén, Chubut, Buenos Aires, Córdoba y Santa Cruz.