NEUQUÉN (ED) — El publicitado superávit municipal choca de frente con el despilfarro y el imaginario recaudador de los funcionarios de la Neuquén capital, dejando en un segundo plano el concepto de austeridad que tanto se pregona desde el Ejecutivo y que en los hechos poco se ve.
Si en toda la gestión de Mariano Gaido, hubo superávit, ¿por qué no hacer frente al subsidio al transporte con fondos propios?
Desde el Ejecutivo se aseguró que el ejercicio 2023 arrojó un superávit de 1.075,59 millones de pesos y se anunció para este el ejercicio del año en curso un superávit de 40.740,7 millones de pesos.
Los funcionarios municipales se jactan de tener las cuentas equilibradas y remarcaron que tras la decisión del Gobierno nacional de no realizar obra pública, Neuquén Capital continúa realizándose con fondos propios, debido a la buena administración de los recursos.
Todos estos coloridos anuncios se contraponen con la desesperación del intendente y su gabinete por los fondos que Nación recortó. En cada entrevista se apunta contra el gobierno de Milei por la quita del Fondo de Compensación al transporte público de pasajeros que significa una pérdida para el municipio de unos 2 mil millones al año (160 millones por mes).
Pero ante tamaño superávit anunciado -40 mil millones-, no sería mejor gestionar de manera más eficiente los recursos municipales. Cabe recordar que la Fiesta de la Confluencia costó más de 1.500 millones de pesos; que el gasto en publicidad en el 2023 estuvo cercano a los 1.000 millones de pesos; que hay más de 1.600 cargos en una estructura que cuenta con 3.650 empleados.
Ante este panorama de gastos, el municipio decidió actualizar la tarifaria cada tres meses, cobra “por las dudas” el nuevo complejo ambiental (aún no se conoce el proyecto y los costos); intentó poner en marcha una tasa vial a los combustibles para poder subsidiar el transporte público; y se sumerge en una pelea desigual con el Gobierno nacional.
Mientras tanto en la ciudad de Neuquén se paga uno de los pasajes más caros del país, pero lo más preocupante es que los servicios nos llegan a todos barrios de la “capital de Vaca Muerta”. Con calles ambientadas para el rally, y la llegada del frio, la renovada postal del invierno serán las miles de familias, tengan que buscar la garrafa social o gastar demasiado en leña. Una carencia de obras que son reemplazadas por otras prioridades.
Una vez más, la clase política de la ciudad demuestra ir a contramano de lo que el ciudadano neuquino pidió en agosto, octubre y noviembre, cuando votó masivamente a Javier Milei.
