Milei quiere declarar servicio esencial a la Educación. Y Cristina sostiene su idea de presentismo. ATEN rechaza los beneficios para los docentes.
NEUQUÉN (ED). — El sindicalismo docente de Neuquén (ATEN) está cercado y transita por una etapa de descrédito, que si bien no es nueva se ha profundizado a partir de la decisión ampliamente mayoritaria de los diputados que resolvieron ponerles frenos a los faltazos. Al menos esa es la idea.
Este lunes entrará en vigencia la ley de presentismo docente, que establece un plus que impactará más que positivamente en los salarios de aquellos maestros que cumplan requisitos básicos (y sobradamente lógicos). La norma establece que aquellos que tengan un máximo de tres inasistencias justificadas por trimestre podrán alcanzar hasta 14 sueldos por año, incluido el aguinaldo. La primera cuota se pagará en septiembre.
La ley fue muy bien recibida por el conjunto de la sociedad y rechazada por el sindicalismo docente de ATEN, que pierde presión sobre sus afiliados, quienes desde el lunes (en que comienzan a contabilizarse las faltas para el adicional) estará en una disyuntiva.
De extracción kirchnerista, el conductor de ATEN Provincia, Marcelo Guagliardo, está en las antípodas del presidente Javier Milei, quien ya adelantó que hará hasta lo imposible por conseguir que la educación sea declarada servicio esencial y que activistas y sindicalistas se vean obligados a garantizar las clases, aun en sus jornadas de protesta. La sociedad comulga mayoritariamente con esto y, a la luz de lo ocurrido con la Ley Bases, podría decirse que es el momento de Milei.
Lo llamativo es que Guagliardo también está en contra de los mandatos de su jefa política, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK), quien se ha expresado reiteradamente contra la desmesura de las protestas del sindicalismo docente. Incluso lo hizo durante abril último, en Quilmes.
Durante sus gestiones en Balcarce 50, CFK impulsó lo que llamaba la “presencia pedagógica” que no era otra cosa que el presentismo docente. También hubo oportunidades en las que cargó contra los dirigentes de su espacio que por un lado dicen defender la educación estatal y por otro lado envían a sus hijos a escuelas privadas.
En sintonía con ella procedió su cuñada y ex gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner, quien estableció el presentismo y descontó días de paro. Quien no va en sintonía es Guagliardo, quien se opone a una ley que no implica castigos, sino beneficios para los afiliados del gremio que conduce. La ley fue impulsada por el diputado del MPN, Claudio Domínguez, y aprobada por 25 votos a favor frente a 3 en contra. Uno de los que votó en contra es otro kirchnerista que no comulga con su jefa: Darío Martínez, ex secretario de Energía de Alberto Fernández.