BUENOS AIRES (ED) Fue una noche a pedir de Gallardo y de todo River Plate y ayer extendió su historial de dominio de los últimos años sobre su clásico rival. En un estadio pintado de rojos y blanco, el vigente campeón de América obtuvo un cómodo triunfo por 2-0 por el partido de ida de una las semifinales de la Copa Libertadores.
El encuentro se disputó en el estadio Monumental de River, con fuertes medidas de seguridad tras los incidentes en la Libertadores de 2018.
El colombiano Rafael Borré fue el responsable de empezar a marcar el rumbo del partido que mostró a un River siempre más ambicioso y cómodo en juego. En tanto Boca, logró reducir la diferencia por arrebatos individuales.
En el segundo tiempo, River controló las acciones y consiguió ampliar la diferencia a los 70 minutos por intermedio de Ignacio Fernández.
Entre los reclamos arbitrales, llegó a la expulsión de Nicolás Capaldo a los 90 minutos, una tarjeta que debió también llegar a otros jugadores antes durante el encuentro y fue reclamo generalizado al finalizar el partido.
El vencedor de esta serie enfrentará al ganador del duelo entre los brasileños Gremio y Flamengo, y la vuelta esperada será el 23 de noviembre en el Estadio Nacional de Santiago.