Inflación de julio: otro mes en modo pausa

Compras en el supermercado -Foto NA: Damián Dopacio



El 1,9% del IPC nacional de julio resultó mejor dato que el anticipado por consultoras privadas, que lo daban cómodamente arriba del 2%.

Tenemos así un bimestre junio-julio en torno al 2% mensual donde la inflación se asimiló a la del primer bimestre del año, y a su vez apenas un escalón por arriba del promedio de 1,5% mensual durante la cuarentena de abril y mayo.

Se acumuló en los primeros siete meses del año una suba del 15,8% respecto de diciembre de 2019 (a esta misma altura del año pasado acumulábamos 25,1%) y un registro interanual del 42,3%, continuando el proceso de desaceleración que arrancó en diciembre de 2019.

Con esta tendencia ya resulta muy factible tener un 2020 con un aumento de precios por debajo del 40%, a pesar de que inexorablemente los registros mensuales irán subiendo en lo que resta del año conforme se complete la flexibilización y normalización económica.

Cabe aclarar que el relevamiento realizado por el INDEC continúa siendo de manera parcial (con un importante componente no presencial), ya que por motivos sanitarios y de funcionamiento de determinados establecimientos no se pudo realizar completamente de manera presencial.

En su comunicado, el instituto destacó que a nivel país se pudieron relevar apenas un total del 25,8% de los establecimientos de manera presencial, como consecuencia de las medidas más restrictivas implementadas a partir de julio.

Cabe destacar que ese porcentaje había sido del 58,7% para lo que respecta a junio.

La suba observada por el IPC Nacional estuvo impulsada principalmente por el avance del IPC Núcleo, del 2,5% en el mes, siendo este componente el de mayor incremento.

Los estacionales y regulados, por su parte, se incrementaron a un ritmo sustancialmente menor, más precisamente del 0,9% y del 0,5% respectivamente, tirando a la baja el promedio general.

En la descomposición del IPC por divisiones, el rubro con mayor crecimiento de sus precios en el mes fue el de Equipamiento y Mantenimiento del Hogar, con un avance del 3,9% en julio.

Un escalón por debajo se ubicaron los rubros de Recreación y Cultura y Prendas de Vestir y Calzado, con una suba del 3,3% cada uno.

En estos tres componentes, con altos incrementos, impactaron las medidas tomadas por el BCRA para el mercado cambiario, en donde se restringió el acceso a las divisas para los importadores.

Entre las divisiones que menores incrementos presentaron, estuvieron los rubros de Educación (0,1% mensual), Comunicación (leve avance del 0,7%) y Vivienda, Agua y Electricidad (incremento del 1% en el mes).

Si bien estos componentes presentaron bajos aumentos, dicho comportamiento se explica porque se encuentran congelados por las medidas varias que ha tomado el Gobierno Nacional durante la pandemia.

Por otra parte, es probable que en los meses subsiguientes estos rubros junto a otros comiencen a mostrar una aceleración en su medición mensual, debido principalmente a que ya han comenzado a descongelarse varios precios.

Empiezan a descongelarse algunas anclas de la inflación Para analizar la tendencia de la inflación minorista en los próximos meses nos tenemos que preguntar por el comportamiento de las siguientes variables: tipo de cambio, tarifas, costos y paritarias, magnitud y extensión de la recesión y el equilibrio entre la oferta y demanda de pesos en el mercado.

Lo que ha venido sucediendo a grandes rasgos con estos frentes de la economía es una evolución muy en “modo pandemia”, donde el tipo de cambio sufre micro devaluaciones y además lo contiene un súper cepo, las tarifas y combustibles siguen congeladas, las paritarias están anestesiadas por la crisis, la demanda de dinero sube por precaución y por la falta de apertura normal en los negocios para realizar transacciones.

Por supuesto, de telón de fondo opera una mega recesión con caída anual del 20% durante el segundo trimestre, mejorando algo en los meses de junio y julio.

La dinámica de la mayoría de las variables “contenedoras” de la inflación con pandemia se va a ir soltando, provocando tendencias a la suba de precios desde agosto hasta fin de año.

Por supuesto que no todas, y menos en forma simultánea, pero las restricciones a la movilidad y consumo se van normalizando, la presión para pasar aumento de costos al precio de venta también se aceitará, algunos servicios comenzarán al descongelarse y por supuesto los salarios querrán también empezar a recuperar parte de las fuertes pérdidas.

Por varias de estas razones, y por la necesidad de ir normalizando la sobreexpansión fiscal y monetaria ocurrida por la emergencia, es que resulta clave en este escenario post deuda administrar las medidas que impulsen la reactivación económica sin perder de vista el control nominal de las variables fundamentales causantes de la inflación.

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