BUENOS AIRES (NA) — El Senado aprobó y giró a la Cámara de Diputados el proyecto de ley que establece un sistema de etiquetado frontal de alimentos y bebidas con información nutricional sobre excesos de azúcares, sodio y grasas.
La iniciativa, que unificó más de 13 propuestas de senadores de todas las bancadas, fue aprobada con 64 votos a favor y 3 en contra, de las senadoras tucumanas Beatriz Mirkin y Silvia Elías de Pérez, y de la riojana Clara Vega.
Mirkin -quien no tomó la palabra en el debate- y Elías de Pérez consideraron que el proyecto perjudicará a la industria azucarera, sector clave de la economía de la provincia de Tucumán, mientras que Vega se manifestó “en solidaridad” con sus pares norteñas.
Según el proyecto, los alimentos y bebidas analcohólicas deben incluir en la cara principal un sello de advertencia indeleble que advierta si el producto tiene “exceso en azúcares”, “exceso en sodio”, “exceso en grasas saturadas”, “exceso en grasas totales” y/o “exceso en calorías”.
Tanto oficialistas como opositores centraron buena parte de sus discursos en defender el proyecto como una iniciativa para garantizar el derecho a la información de los consumidores y no para “demonizar” a una industria.
“El objetivo de este proyecto es la promoción de la salud a través de una alimentación adecuada, que se logra advirtiendo a la población lo que va a consumir. No estamos demonizando, ni prohibiendo ningún producto”, señaló el mendocino Julio Cobos (Juntos por el Cambio).
Su comprovinciana Anabel Fernández Sagasti (Frente de Todos) subrayó a su turno que “esta ley no es contra nadie, es a favor de todos los argentinos que tienen derecho de saber qué comen y qué quieren que coman sus hijos e hijas”, al tiempo que afirmó que se busca “sostener el derecho a poder elegir qué vamos a consumir”.
La vicejefa de la bancada oficialista también pidió “desmitificar que esto es perjudicial para la industria” e indicó: “También en Chile se dijo y esos falsos mitos hoy han sido totalmente corregidos, tenemos información de que las grandes empresas alimenticias de Chile han podido readecuarse y que incluso lo utilizan como estrategia de marketing”.
Silvia Sapag (Frente de Todos) explicó: “Para tomar la determinación de llevar o no un comestible una persona demora seis segundos. Por eso el sello debe ser grande, se debe diferenciar del colorido del empaque, y con pocas palabras para que la información llegue directamente”.
En tanto, Elías de Pérez inició su exposición aclarando que quiere “defender el azúcar” y señaló: “El azúcar es un nutriente natural y orgánico, en este proyecto no se hace distinción entre el azúcar total y el azúcar agregado, entonces, cualquier producto con pocos gramos de azúcar llevará un sello de advertencia que diga que no lo consuman”.
El proyecto precisa que el sello en la parte delantera de los empaques de alimentos y bebidas deberá tener forma octogonal de color negro, con borde y letras de color blanco en mayúsculas y su tamaño no podrá ser inferior al 5% de la superficie de la cara principal del envase.
Además, el sello no podrá estar cubierto de forma parcial o total por ningún otro elemento.