NEUQUÉN (ED) El neuquino campeón del mundo no alcanzó a llegar a su ciudad a festejar con los suyos la copa del mundo recientemente obtenida por el seleccionado mayor de fútbol en Qatar.
Su actual club, el Sevilla de España, lo demandó rápidamente y el Huevo Acuña se tuvo que subir a un avión y partir sin abrazar a su pueblo. Pero prometió que en un mes volverá, para festejar a lo grande.
Apenas alcanzó a descansar unos días, y relajarse de tanto cansancio y estrés, en su departamento de Caballito, junto a su familia.
Cuando arribo, luego de la maratónica caravana inconclusa por el conurbano bonaerense, sus vecinos del edificio lo esperaban para recibirlo con todo el cariño y reconocimiento que merece el campeón.
Pero faltó la tierra que lo vio nacer, el club de las primeras gambetas, sus amigos de la infancia y por supuesto el resto de sus afectos.
Muy pronto, ojalá los zapalinos, y todos los neuquinos que puedan sumarse, van a replicar en el centro de la provincia, esa fiesta inolvidable por siempre que fue ser campeones mundiales junto a la Scaloneta y al gran capitán.