“En aquellos días de dictadura cuando los genocidas quisieron que este lugar permaneciera clandestino, ilegal y quedara oculto, nunca imaginaron que 40 años después íbamos a estar acá reivindicando el espacio como sitio de memoria”, dijo David Lugones, uno de los sobrevivientes de “La Escuelita”.
Lugones tenía 19 años cuando padeció tormentos en el centro clandestino de Neuquén.
Inés Ragni, a viva voz recordó que hace 42 años cuando fue al cuartel, el jefe del Batallón Enrique Olea le negó la presencia de Oscar aunque estaba cautivo en “La Escuelita”.
“Mi hijo no salió del cuartel, las madres de la Plaza no nos vamos a rendir hasta que no sepamos qué pasó; quién sabe cuántos habrá en este terreno”, cuestionó la Madre de Plaza de Mayo.
Detrás del cartel con las columnas de Memoria, Verdad y Justicia creció una nueva alameda en el mismo lugar donde hubo una arboleda similar alrededor de la casa de material en la que permanecieron desaparecidos y torturados las y los perseguidos políticos de la región durante la dictadura.
“Ahí están los cimientos”, señaló la subsecretaria de Derechos Humanos, Alicia Comelli; quien recordó que de los lugares de detención clandestina que hubo en la región “La Escuelita” fue “el lugar emblemático” al que no se tenía acceso.
“Esto es importante para conservar la memoria, continuar con los juicios, responder a las demandas de los familiares y como política de derechos humanos, ampliar la conciencia de que esto no se vuelva a repetir, en este centro estuvieron muchos compañeros, como mi profesora de pedagogía de la Universidad Nacional del Comahue, Marta De Cea”, recordó la ex diputada del Frejuli, René Chávez.
Para Raúl Radonich, que reconoció el lugar en 1984, indicó que “fue importante para darle materialidad al relato, para que se verificara que lo que estábamos diciendo no era un invento”. En tanto consideró que el señalamiento servirá para decir “que hubo responsables”.
Mario Colonna, detenido – desaparecido de la región sostuvo que “los que sobrevivimos hicimos todo el esfuerzo para contar lo que nos había pasado, para no olvidar la memoria de los 30.000 desaparecidos. Esto nos indica los lugares más emblemáticos de la región, donde intentaron esconder la tortura y la desaparición y el castigo que tuvo esta Patria a través del terror”.