Compañero de rutas y caminos, los santuarios que recuerdan al gaucho Antonio Mamerto Gil, se multiplican como sus files. Pintados de rojo y coloridos, movilizan a creyentes a un toque de bocina o a una oración.
Como cada 8 de enero, la comunidad neuquina devota del Gauchito emprende una procesión hasta el santuario de Vista Alegre. Este año recibió más de 300 personas, que movilizadas por la fe, llenaron los espacios con pedidos y agradecimientos, o simplemente renovaron un compromiso, que no responde a ninguna lógica o religión.
Desde temprano la Policía de la provincia realizó un operativo para acompañar el movimiento de fieles, que en su mayoría se movilizó desde temprano.
También este año se instalaron numerosos puestos de ventas para que todos pudieran llevarse algo del gauchito a casa. Gorras, remeras, o simplemente velas también se pudieron comprar allí, en una convocatoria tanto espiritual como económica.
La historia narra que el Gauchito murió el 8 de enero de 1878, a unos siete kilómetros de Mercedes, en la provincia de Corrientes, en Argentina. Allí se levanta el santuario principal en la ruta 123, que recibe a casi un millón de personas al año.
Sus devotos le atribuyen la realización de los milagros y como retribución le saludan al pasar con un bocinazo, con cigarrillos, vino y otros regalos.